Grabé esta frase cuando de joven estudiaba el manual de teoría para obtener el carnet de conducir. Cinco palabras que evocaban la capacidad de anticipar situaciones incrementando el tiempo de reacción. Han pasado más de 30 años y los coches y la velocidad de la vida han cambiado sensiblemente desde entonces.
Sentimos que vamos deprisa y que nuestra pericia ante eventos inesperados no siempre es suficiente. Quizá sea porque los coches incorporan más tecnología y datos que entonces pero la configuración de hardware y software del conductor, no difiere mucho a la de aquellos tiempos.
Como metáfora en el mundo de las organizaciones vemos a líderes que conducen vehículos cada vez más sofisticados. Las carreteras están concurridas y no exentas de sobresaltos, vamos a gran velocidad según el tramo y llevamos personas a bordo compartiendo trayecto profesional y vital.
En este contexto quizá sea útil reflexionar ampliando aquella frase de mi manual de los 80…
El buen líder (conductor) sabe ver…
Hacia arriba: Para entender qué pide la dirección y conectar capacidades y objetivos al reto colectivo.
Hacia fuera: Para entender el contexto, con visión sistémica del ecosistema y escuchando atentamente a todos, especialmente a los clientes.
Siempre hay más información e ideas fuera de nuestras organizaciones, por grandes que sean. Share on X
Hacia adelante: Explorando tendencias en su sector y conectándolas a su realidad. Con capacidad para dibujar escenarios y planes alternativos. Combinando luces cortas y largas y ajustando el rumbo de forma constante a los acontecimientos.
Hacia los lados: Para entender las necesidades, capacidades y limitaciones de otras direcciones y colaborar para hacer equipo.
En un mismo equipo el éxito de la carrera sólo es posible si llegamos todos Share on X
Hacia atrás: Aprendiendo del pasado para no cometer los mismos errores. Reivindicando los valores que le trajeron aquí y combatiendo la inercia derivada de sus sesgos y éxitos pasados.
Hacia «abajo»: Para escuchar y entender al mayor número de personas posible y aprender de ellas. Para saber identificar el talento diverso más allá de estereotipos. Para dar oportunidades, formación, apoyo y reconocimiento de forma certera y justa. Especialmente en contextos adversos.
Hacia el cuadro de instrumentos: Para ser consciente de la velocidad, el combustible restante y toda la información que le ayude a decidir con más base en datos que en percepciones.
Hacia dentro: Siendo autocrítico con humildad. Tomándose el tiempo para escucharse, dudar y pensar. Mirándose al espejo a través de los demás, con feedback honesto que le ayude a conocerse mejor y adaptar su estilo de pilotaje a cada superficie.
Un líder introspectivo escucha y toma buenas decisiones a tiempo, no sólo rápido y las mejores posibles. Share on X
Vivimos tiempos de velocidad y destinos inciertos. Nuestro tiempo de reacción no depende ya tanto de una velocidad que no controlamos si no de nuestra propia capacidad para escoger la ruta y pilotar con pericia y serenidad.
En el futuro es posible que ese tiempo de reacción al volante esté delegado en coches autoconducidos y una inteligencia artificial (sólida y ética) convierta en vestigio del pasado el manual que inspira este post. Si llego a vivirlo algún día agradeceré que los algoritmos que me liberen de la atención en carretera en favor de conversaciones y pensamientos más interesantes.
Mientras eso no sea posible, ajustemos el retrovisor, pongámonos el cinturón de seguridad, mantengamos los ojos bien abiertos en todas direcciones y cojamos firmemente el volante que la ruta es larga y vienen curvas.