Lunes 6:30 am. Suena el despertador. Charlie Watson abre perezosamente los ojos y bosteza arrastrándose hasta el baño con la recurrente sensación de no haber descansado de verdad. Lejos quedan ya esos lunes en que salía a correr a horas intempestivas con su vecino vigoréxico. Mientras la ducha le alivia la conciencia piensa en el día por delante.
Un nuevo cambio de versión en el sistema le complica la vida. A su intenso día a día, con la presión de producir al límite y las frecuentes tensiones, se unen ahora nuevos proyectos de transformación. Aquellos chalados de innovación no paran de lanzar iniciativas poco claras y fuente probable de problemas para su departamento.
Las cosas van demasiado deprisa y siente que sus 18 años en la empresa son cada vez menos respetados como credencial de valor
Parado en el semáforo camino de la fábrica mira a izquierda y derecha encontrando cada vez menos miradas cómplices. Los coches autoconducidos proliferan y peatones apresurados sólo dan tregua a sus pantallas mirando algún dron hiperactivo en pos de su destino.
Las cosas fueron más fáciles al principio para Charlie. Los primeros años fueron fantásticos. Tenía sólidos conocimientos, aportaba valor, aprendía de todos, estaba en todas partes y se sentía pleno e influyente. En poco tiempo la empresa, fabricante de quesos, creció mucho en el sector y a los 5 años de su incorporación, Charlie había promocionado hasta llegar a un puesto de responsabilidad que colmaba sus aspiraciones juveniles.
Pero en los últimos 2 años , desde que fueron absorbidos por una multinacional, reconocía que se estaba estancando. Los resultados no eran malos pero los cambios proliferaban a su alrededor a un ritmo incómodo y a él le faltaba tiempo para reconocer siempre los obstáculos ante cualquier oportunidad que otros se empeñaban en ver.
Hacía ya demasiado que Charlie no hacía nada nuevo por primera vez. Cada vez de forma más consciente, era de los que creían que el futuro no era ya lo que solía ser y que todo iba demasiado deprisa para tenerlo controlado...
Charlie llegaba a la fábrica a las 8 en punto y tras unos “buenos días” a regañadientes a los motivados de turno (¿ fumarían algo para ser tan positivos ?) Gloria, su manager, le llamaba a su despacho para presentarle a un nuevo compañero.
– Buenos días Charlie, este es Ch33se, tu nuevo ciberasistente, forma parte del programa piloto de la central. Ha sido programado con amplios conocimientos del sector, es inteligente, colaborador, tiene iniciativa y aprende cada día. Sus algoritmos incluyen los valores de la empresa y puede plantear buenas preguntas, escuchar a todos y buscar oportunidades y nuevas formas de hacer las cosas. Ch33se ha llegado hoy a las 6 y ya ha procesado todo nuestro fondo digital desde el 95. ¿ Crees que podrás ayudarle ?
Tras las palabras de Gloria y cruzando fugazmente la mirada con aquel ingenio demoníaco, a Charlie le cae el alma a los pies. Aquella robofetada rememora en un instante todas las oportunidades perdidas, el cambio de departamento desestimado para no complicarse la vida, tanta formación despreciada por el socorrido “día a día”, tantas disputas departamentales blandiendo ego, tantas conversaciones en las que nunca estuvo realmente receptivo …
En resumen, mucho tiempo y energía dilapidados al trote cochinero haciendo lo justo, cultivando la queja y buscando responsabilidades lejos de sí mismo, con jerarquía y experiencia como armadura para camuflar dudas e inseguridades…
***
Lunes 6:30 am. Suena el despertador y esta vez no está soñando. Charlie Watson abre los ojos a una nueva realidad. Ahora no bosteza y tiene sentimientos encontrados mientras Ch33se es ya sólo un recuerdo volátil. Le invade cierta frustración pero también alivio y esa agradable sensación de oportunidad que le conecta con sus mejores tiempos en que era capaz de todo.
Es tiempo de cambio, está decidido. Se ducha, desayuna con prisa y conduce a la oficina mientras repasa el día por delante. Se para en el semáforo. Mismo escenario pero ahora sólo ve oportunidad. La sonrisa del conductor vecino no le molesta y al observar un dron, tiene una nueva idea sobre publicidad que comentará a Marta de marketing en cuanto la vea.
Por primera vez en mucho tiempo Charlie entra en la oficina con una nueva mirada. Saluda a Laura Novo de Innovación cuando ésta le aborda invitándole a probar el nuevo producto de inminente lanzamiento..
– Qué opinas Charlie ? Tradición y calidad, un nuevo sabor marca de la casa, este packaging rompedor y una campaña que volará en las redes . Es nuestro queso del futuro !
– Espectacular Laura ! Me encanta. Felicita a todo el equipo. Ahora mismo hablaré con Comercial para planificar juntos como responder a la demanda que ojalá nos venga encima.
Charlie Watson saborea el queso mientras sube escalones de dos en dos y le lanza una pregunta a su compañera : por cierto Laura, qué queso es ?
– Es Emmental querido Watson
Dedicado a Spencer Johnson (1930-2017). Autor del célebre libro ¿ Quién se ha llevado mi queso ? (1998) que supo impactar en millones de conciencias desde la aparente simplicidad de una fábula