Todo pasa. Lo bueno y lo malo. Incluso lo que ahora nos está tocando vivir. Saldremos algún día de casa y algo más tarde de esta situación. Tras una parada larga, algo despistados y preocupados por un futuro más frágil, reconectaremos unos con otros y con el sistema. La noria de las ventas, producción, facturación, cobros y pagos volverá a girar, primero despacio, con dudas, con menos recursos y certezas, pero quizá con más conciencia colectiva, que no es poco.
La pandemia del coronavirus supondrá para todos un antes y un después. El mundo AC (Antes del Coronavirus) y el mundo DC (Durante/Después del Coronavirus) están regidos por interdependencias no siempre evidentes. Recordaremos esta crisis como un paréntesis con huella. Un período de crisis sanitaria y aislamiento exterior que nos invitó a revisitar lo interior y a valorar más lo más importante, que siempre es saber qué es lo más importante .
Si el tiempo y la velocidad incremental de la noria nos hacen olvidar demasiado pronto lo que aprendamos en clausura y sus consecuencias, redacto aquí algunas reflexiones inspiradas en las cinco que la OMS y la FIFA acaban de publicar. Las mías pretenden combatir también un virus, el de la conciencia superficial e individualista que nos ha traído en parte hasta aquí .
MANOS
No te laves las manos. No te desentiendas. Todo lo que ocurre en el mundo está conectado y sólo se evita o se resuelve desde la conciencia colectiva. No te «laves las manos» con frecuencia. Implícate y prioriza ayudar, aunque sea poco, pero a conciencia y con frecuencia. Echa una mano a menudo a quien lo necesite, no sólo cuando urge. Ayudar nos ayuda a nosotros mismos y tiene efecto preventivo global.
Codo
Superamos las pandemias con trabajo colectivo, codo con codo de sector público, privado y ciudadanía. Con diferencias por geografía pero con protagonismo de las mayorías. Profesionales de la salud, de la distribución, de los servicios de limpieza y la logística, investigadores altruistas, empresas grandes, pequeñas, empleados comprometidos y ciudadanos anónimos que muestran lo mejor y en ocasiones también lo peor de nuestra especie. Si cuidamos a las personas ellas cuidan de nosotros. Familia, equipo, empleados, clientes o ciudadanos. Ahora es momento de cuidar. Recordemos siempre a los que nos protegen, cuidan, curan y prestan servicios básicos para apoyarles también cuando esto acabe. Respeto y reconocimiento a su trabajo son un mínimo. Un aplauso colectivo reconforta pero no resuelve. Entre tanta tecnología pongamos siempre más en valor a las personas comprometidas y con valores
Cara
Las manos contaminadas transmiten virus y ojos, nariz y boca son órganos sensibles a proteger. Los ojos nos permiten anticipar situaciones, observar lo que a veces no nos quieren mostrar. «Saber ver» que es lo que ocurrirá y apoyarnos en datos fiables para ampliar comprensión y tomar decisiones a tiempo evita problemas. Las curvas no siempre crecen rápida y exponencialmente… algunos, como Bill Gates hace años que ejercen y muestran el camino
La nariz, el «olfato», la intuición, sería el sexto sentido humano que junto al sentido común, necesitamos entrenar a diario en nuestras decisiones individuales. Se afina también con más confianza en nosotros mismos.
Y la cara solía ser el reflejo exterior del alma. Empresas y particulares procuraremos mostrar de nuevo y mejor la nuestra, pero sólo cuidando el interior, la salud física, mental, emocional (y la económica) podemos dar la cara en situaciones inesperadas y adversas prolongadas.
Distancia
Ante la incertidumbre, conviene analizar cada situación con cierta distancia, desde distintas perspectivas y siempre más allá de los intereses propios. Esto es cada vez más importante en la era digital. En confinamiento todos nos hicimos más digitales, conectados, desintermediados pero también infoxicados. Las personas como seres sociales nos necesitamos pero mantener una distancia proporcional al valor aportado o recibido es saludable. Distancia con negativos e incendiarios, con aquellos a los que el ego nos les cupo en casa (así contribuimos a la desintoxicación de likes). Distancia también de nosotros mismos, siendo más conscientes de nuestro impacto en los demás, especialmente en momentos críticos. Para ello siempre es útil la revisión de los tres filtros de Sócrates o disfrutar de charlas como esta de la gran Eva Collado en TED
Sensaciones
Los síntomas, son materia prima del autoconocimiento. Recuerda el confinamiento, esa cita con nosotros y con los nuestros. Afloraron dudas, miedos, vulnerabilidades y es ahí donde creció la conciencia y nació lo nuevo. Alejarnos de lo ajeno, conseguir resultados a cualquier precio y estar en permanente contacto con todos menos con nosotros mismos es síntoma de noria desbocada y falta de foco. Paremos de vez en cuando para revisar nuestro diario de confinamiento y chequear nuestras sensaciones, más cercanas al corazón y la conciencia que al bolsillo. Revisemos a menudo Si hacemos lo correcto, aceptamos lo razonable, trabajamos con las personas adecuadas y no miramos sólo para los nuestros, es probable que nos vaya mejor a todos.
Salud, trabajo o economía son aspectos cruciales en nuestras nuestra vidas y tiemblan a veces bajo nuestros pies. Lo hacen a veces con fuerza para aflorar carencias pero también para ofrecer valiosas lecciones a quien las quiera aprovechar.
Yo seguiré anotando en mi cuaderno cosas que hacer y dejar de hacer y sobre todo me inspiraré una vez más en la reacción de las personas, la solidaridad, la valentía y el potencial del talento conectado y activado en masa cuando no hay alternativa o el objetivo común merece la pena.
Ese potencial será imprescindible para reconstruir el mundo DC
Salud y conciencia para todos