Tenía que ser un trozo de plástico. Ni mi mujer, ni mis hijos, ni mi madre. Una pequeña pieza del tamaño de un caramelo, níveo diseño y sensor incorporado que, sutilmente camuflado bajo mi solapa, zumba en cuanto supero los 60 segundos exactos de postura corporal inadecuada. Una compañera de trabajo me habló de sus bondades y no tardé en hacerme con esta nano mosca cojonera que presenta batalla a mi inconsciencia postural. Nada como un cacharrito casi subcutáneo para recordarnos en carne propia que la incipiente hibridación hombre-máquina está a la vuelta de la esquina.
En un mundo progresiva y vertiginosamente digital, los wearables (tecnología llevable/vestible) han llegado para monitorizar nuestros pasos, calorías, postura corporal, temperatura, frecuencia cardíaca, calidad de la pisada o de nuestros sueños (los de dormir, no los aspiracionales, aunque todo se andará).
Son pequeños ingenios que envían información sobre nosotros mismos para ampliar conciencia, estimular un imprescindible esfuerzo o invitarnos a tomar decisiones para una mayor calidad de vida.
El internet del todo («internet of everything») ha llegado y eso nos incluye a todos nosotros.
Aunque sabemos de sobra lo que nos conviene y nos dicen y decimos a diario lo que tendríamos que hacer, la tecnología llega para ayudarnos y aportar estímulos positivos presentando batalla a la inconsciencia, la pereza y la apatía, tres destacados palos en la rueda del progreso personal. Aunque esta batalla dure sólo entre los 21 o 66 días que dicen son necesarios para incorporar un hábito, consideraré más que rentable mi inversión en pro de mi imagen y salud postural.
Creo en la aplicación de la tecnología para conseguir cambios positivos y tengo también fe en el poder de la introspección, la conciencia, el autoliderazgo, el compromiso que lleva a la acción persistente y finalmente a los resultados. Eso sí, cuando la tecnología irrumpe zumbando para ayudar y ya nadie debe recordarnos lo que tenemos que hacer, yo me rebelo y proclamo a los cuatro vientos….no me toquéis los wearables !
Pingback: Resumen Blog Humanismo Digital 2015 | HUMANISMO DIGITAL por Joan Clotet