Tras más de treinta años en el mundo corporativo , con casi 54 y mucha ilusión empecé mi actual etapa como autónomo, un 15 de Marzo de 2020.
Sí, el primer día del confinamiento en España. El viernes en que arrancaba mi proyecto cuando el mundo se paraba.
Cinco años después sigo convencido de la buena decisión y no puedo hacer mejor balance de mi primer lustro como profesional libre.
En mi caso, autónomo y feliz no es un oxymoron.
Aunque cada persona es un mundo y casi nada universal, comparto aquí algunos aprendizajes. Todos empezaron mucho antes de estos cinco años y me prepararon para mi actual etapa. Creo que cultivar ciertas actitudes nos conforman como profesionales y son independientes de para quién trabajamos.
Quizá sirvan a otras personas a reflexionar sobre sus claves en estos tiempos de balance y planes de futuro.
Vamos allá…
1. Conocerse a uno mismo/a
Sí, como reza el frontispicio del templo de Apolo en Delfos. Saber quiénes somos y qué valoramos más en la vida requiere parada y reflexión. Avanzar en ese camino nos protege de reaccionar excesivamente sólo a propuestas externas. Decidir antes que nuestro empleador o cliente si encajaremos en el proyecto, requiere autoconocimiento y honestidad. Conocerse cada vez mejor es un trabajo de por vida del que nadie nos despide. No hay mejor inversión
2. Tener valores claros
Son determinantes para tomar buenas decisiones. Sentir que lo que decidimos tiene sentido primero para nosotros y proyectarlo en lo que hacemos, se nota. Detenernos a explorar y decidir nuestros valores nos ayuda a saber decir no con serenidad por tentadora que sea la oferta. Solo sintiendo y sabiendo qué es realmente importante para nosotros podemos tener una carrera profesional suficientemente propia y alineada.
Respeto, Honestidad, Integridad, Generosidad y Optimismo son los míos
3. Usar la tecnología sabiamente
Explorar cómo hacer mejor nuestro trabajo, ser más eficientes y aportar más valor con tecnología es nuestra responsabilidad, no solo el trabajo de consultores y managers. Sugiero explorar y aplicar lo que nos haga mejores antes que nos lo digan nuestros jefes o clientes. Las personas que se equipan con tecnología aumentan su valor. Las que saben desconectar a tiempo, también.
4. ¿Qué vendemos?
Ni horas, ni cursos, ni metodologías, ni libros…yo vendo experiencia al servicio y en eso los boomers podemos tener alguna ventaja. Tener clara una propuesta de valor con el cliente en mente, es algo a trabajar desde que somos empleados. Como profesionales autónomos es más clave tener claro qué problemas resolvemos y para quién. También en qué somos especialmente diferentes e idealmente únicos. No enamorarse demasiado de nuestros productos, servicios o especialmente de nosotros mismos, también es aconsejable. Que nos reconozcan, valoren y recomienden otros es señal de que vamos bien.
5. ¿Y tú que estudiaste?
¿Hace 40 años o la semana pasada? respondo de forma algo provocativa cuando me lo preguntan a mí…
Aprender cada día es lo que nos ayuda a adaptarnos y sumar valor. No solo exhibir un título muchas veces más que obsoleto. El mundo cambia y conviene cambiar con él. El aprendizaje intencional y permanente protege nuestro futuro. En mi caso me ha permitido estar siempre preparado para lo siguiente. Creo que quien no dedique entre el 3 y el 5% de su semana a aprendizaje, invierte en obsolescencia. Trabaja donde aprendas o languidecerás.
6. Trabajar con sentido
Pasaremos demasiadas horas de nuestra vida trabajando como para no hacerlo con sentido. Conviene estar siempre preparado para tener alternativas y la capacidad de escoger. De ser así, trabajar para empresas y personas con un propósito que respetemos, da sentido a tanta vida invertida en ello. Yo nunca he trabajado para empresas o clientes que no respete y cuya actividad tenga un sentido más allá de lo económico.
7. Darlo todo
Creo que ser generoso es siempre la mejor inversión. Entrar en el circulo virtuoso que nace de esa generosidad y crece con el compromiso de superar expectativas. Si dando lo mejor el intercambio con tu empresa o cliente se desequilibra demasiado, cambia. Busca sitios en lo que puedas seguir creciendo y aportando. Los aumentos se merecen y si el que aumenta cada año eres tú, tendrás más argumentos para recibir lo que mereces o tener alternativas.
8. El dinero es consecuencia
Trabajamos también por dinero pero no priorizarlo ayuda a decidir con más claridad y alineación. Decidir con cabeza, corazón y sin olvidar el bolsillo, pero en ese orden. Suele ser más rentable buscar trabajos, proyectos, clientes que nos hagan más felices, sin que el dinero sea lo primero en la ecuación. Si tenemos la suerte y el acierto de estar donde crecer y ser más felices, los resultados y el dinero serán siempre consecuencia.
9. Salud y familia siempre primero
Muchos profesionales autónomos inician esta etapa para decidir sobre su agenda. De hecho siempre tenemos esa posibilidad pero no siempre la valentía. De todo lo que debe ocupar nuestra agenda, la salud y la familia deben ser lo primero. Trabajos hay muchos, salud y familia, solo una. Ponerlas en riesgo por un proyecto profesional es demasiado arriesgado. Trabajar para empresas o clientes que no compartan esto nos da pistas sobre si nos ven como personas o como recursos humanos. No vendamos por dinero lo que no tiene precio.
10. Nada dura siempre
Ni la vida. Menos aún un trabajo. Por muy identificados y orgullosos que nos haga sentir, sólo es un trabajo y un día terminará. Tener claro que eso pasará nos emplaza a estar a la altura del puesto que ocupamos y de los clientes a los que servimos. A mí me ha servido siempre afrontar cada semana como si fuera la primera …y también la última.
Haz tu propio decálogo
Una vida profesional da para muchos aprendizajes. Estos son sólo algunos de los que a mí me resuenan en este momento de balance. Te invito a que te detengas para recoger los tuyos. Hacer más consciente aquellas creencias potenciadoras que te ayudaron a llegar donde estás. Quizá te ayuden a ver lo que te lleve al futuro.
Si invertimos en saber quiénes somos, qué queremos y podemos aportar, cómo y dónde poder ser cada vez mejores y cuánto es suficiente, estaremos en el camino de una vida profesional propia, plena y alineada.
Espero que si te lanzas algún día a trabajar por tu cuenta, lo hagas con la certeza de que cada paso que das hoy construye el mañana que deseas. Que el miedo no te detenga, tus valores te guién y la ilusión sea siempre motor en tus decisiones. El éxito o el fracaso nacen siempre en uno mismo
Cuando eres tu propio jefe el primero que te debe renovar contrato, eres tú mismo…
Felices fiestas a todos y a por un gran 2025