Lo confieso. Yo también soy de los que se levantan y desayunan citas motivacionales como parte de mi rutina matinal para afrontar el día. A veces son frases muy conocidas de personajes cuya vida y hechos amplifica el significado y el valor de sus palabras. A veces, son reflexiones menos trascendentes que aparecen en el momento oportuno gracias a algún camarada digital y las comparto ofreciendo a los demás el mismo efecto que han tenido en mí.

Las palabras tienen un poder indiscutible. Las conversaciones que mantenemos desde niños y sus efectos en nosotros conforman lo que somos, sentimos y pensamos.

Con las palabras generamos realidad, describimos para emocionar, cuestionamos para comprender, influimos para seducir, sentenciamos para manifestar u oponer, indagamos para explorar nuevas perspectivas, reconocemos, reclamamos, callamos para decirlo todo y hacernos entender…

En la época intensamente interactiva y digital en que vivimos, las palabras se amplifican con imagen y sonido, se repiten, acumulan, reclaman nuestra atención en distintos formatos y canales más o menos sintéticos o invasivos: libros, audios, videos, blogs, tweets, whatsapps, chats y por supuesto todas las conversaciones presenciales propias o ajenas en las que nos vemos inmersos desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir

Aprender a seleccionar y especialmente a ignorar ante tanta oferta es una valiosa y moderna habilidad para proteger nuestro limitado tiempo y atención plena.

Del mismo modo en que vamos al súper o al mercado para nuestra compra semanal conviene también seleccionar y frecuentar los mejores puestos digitales en busca de información, inspiración, conocimiento, reflexión y entretenimiento en las proporciones y formatos adecuados. Podemos seleccionar gran parte de lo que miramos, leemos y escuchamos así que seamos inteligentemente selectivos. Revisa tus fuentes: cambia de canal o apaga la tele, sal de ese grupo de whatsapp, deja de seguir a quien no tiene más que ego que ofrecer y gana espacio, tiempo y atención para alimentarte adecuadamente. También somos y seremos lo que «comamos» digitalmente

Gracias por leerme

«La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha». Michel de Montaigne (Filósofo francés 1522-1592)

 

Joan Clotet

Humanista Digital // Digital Talent Innovation Coach · Advisor · Trainer · Speaker · Author / Committed with People Talent Innovation and #Positive change

Esta entrada tiene 6 comentarios

  1. José María Garrido

    La importancia de la palabra, y la importancia del silencio.
    Muy de acuerdo contigo, Joan. La capacidad de selección es una necesidad ineludible para poder sobrevivir intelectualmente en la actual Economía de la Atención

  2. Miguel Angel Schröder-Cachet

    Para mi la diferencia la hace una persona que ayuda. La palabra ayuda esta bastardeada y solo se ayuda cuando se espera algo a cambio. La actitud marca la diferencia y la actitud es de ayuda.

  3. CeliaHil

    Joan,

    Coincido bastante con una frase que corre por las redes y que suelo utilizar mucho en mis cursos sobre marca personal y es «Antes éramos lo que teníamos, ahora somos lo que compartimos», pero para compartir, tanto contenido ajeno como propio, hay que saber hacer una buena curación de contenidos, luego… «Somos lo que leemos/escuchamos tanto digital como analogicamente».

    Feliz día y gracias por el post 😊

Responder a Joan Clotet Sulé Cancelar la respuesta