Lo confieso. Yo también soy de los que se levantan y desayunan citas motivacionales como parte de mi rutina matinal para afrontar el día. A veces son frases muy conocidas de personajes cuya vida y hechos amplifica el significado y el valor de sus palabras. A veces, son reflexiones menos trascendentes que aparecen en el momento oportuno gracias a algún camarada digital y las comparto ofreciendo a los demás el mismo efecto que han tenido en mí.
Las palabras tienen un poder indiscutible. Las conversaciones que mantenemos desde niños y sus efectos en nosotros conforman lo que somos, sentimos y pensamos.
Con las palabras generamos realidad, describimos para emocionar, cuestionamos para comprender, influimos para seducir, sentenciamos para manifestar u oponer, indagamos para explorar nuevas perspectivas, reconocemos, reclamamos, callamos para decirlo todo y hacernos entender…
En la época intensamente interactiva y digital en que vivimos, las palabras se amplifican con imagen y sonido, se repiten, acumulan, reclaman nuestra atención en distintos formatos y canales más o menos sintéticos o invasivos: libros, audios, videos, blogs, tweets, whatsapps, chats y por supuesto todas las conversaciones presenciales propias o ajenas en las que nos vemos inmersos desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir
Aprender a seleccionar y especialmente a ignorar ante tanta oferta es una valiosa y moderna habilidad para proteger nuestro limitado tiempo y atención plena.
Del mismo modo en que vamos al súper o al mercado para nuestra compra semanal conviene también seleccionar y frecuentar los mejores puestos digitales en busca de información, inspiración, conocimiento, reflexión y entretenimiento en las proporciones y formatos adecuados. Podemos seleccionar gran parte de lo que miramos, leemos y escuchamos así que seamos inteligentemente selectivos. Revisa tus fuentes: cambia de canal o apaga la tele, sal de ese grupo de whatsapp, deja de seguir a quien no tiene más que ego que ofrecer y gana espacio, tiempo y atención para alimentarte adecuadamente. También somos y seremos lo que “comamos” digitalmente
Gracias por leerme
“La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha”. Michel de Montaigne (Filósofo francés 1522-1592)