El día de padre es para mí un buen día para agradecer y para reflexionar. Para  los que tenemos la suerte de ejercer como padres es una buena ocasión para valorar por unos momentos si estamos a la altura, aunque una mirada infantil, un silencio adolescente o una lágrima de adulto nos irán dando veredictos durante el camino.

Ser padres es probablemente una de las mayores responsabilidades de la vida, aunque no conviene vivirla como tal. Muchos empezamos a ejercer con los recuerdos como hijos aún íntimamente asentados bajo esa sonrisa con la que alzamos por primera vez a esas diminutas personas. Mientras contemplamos, a veces embelesados a veces atónitos por la fugacidad de los momentos, su crecimiento físico, intelectual y emocional. Mientras nos reconocemos en sus preguntas, experiencias y emociones y desde el amor más incondicional, como ya hicieron nuestros padres, nos equivocamos profundamente al pensar que lo sabemos todo.

Nada como tener hijos adolescentes , ya súper expertos en cuestionar, negociar, razonar y discutir para darnos cuenta de que no son nuestros hijos sino que nosotros, somos sus padres. Cuestión de perspectiva.

Ser buenos padres requiere empatía, amor incondicional, protección y exposición a riesgos controlados, educación en valores y espíritu crítico, conciencia del presente y vida plena, pero también  disfrute máximo de momentos y risas donde la vida se para, porque no hay nada más importante para ellos que ese momento, uno más para su colección de recuerdos de infancia feliz.

Démosles a nuestros hijos la oportunidad de crecer y aprender de nosotros y de todos. De lo correcto y lo incorrecto, a su criterio. Mostremos nuestra vulnerabilidad para enseñarles que son perfectos y completos, como todos. Invitémosles a discrepar con respeto, la edad del pavo es un período fantástico para descubrirse y descubrirnos. Sepamos ser más niños cuando toca para ganarnos su respeto al enseñarles a ser adultos . Nadie nace enseñado y aprender a ser padres, en mayúsculas a ojos de nuestros hijos, los herederos de nuestro legado emocional, es una de las grandes aventuras de crecimiento personal que la vida nos regala

En el día del padre pienso en mis hijos y en todo lo que esperan de mí, en todo lo que de niño aprendí y en mi padre y lo mucho que me gustaría tenerle aún aquí.

 

Joan Clotet

Humanista Digital // Digital Talent Innovation Coach · Advisor · Trainer · Speaker · Author / Committed with People Talent Innovation and #Positive change

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Ana Bizarro

    En el nombre del padre! Amén. Y Amen.

    Nada como tener hijos adolescentes… 100% de acuerdo.
    Nada como tener hijos adolescentes… para darles alas para volar desde el AMOR incondicional.
    Que fácil no es!!!

    Felicidades a todos los padres que son conscientes del AMOR con mayúsculas, hoy y siempre. Y a ti Joan.

Deja una respuesta