Como honrado padrino de la entrega de diplomas 2016/2017 de Inesdi, en Barcelona, compartí estas reflexiones que recojo para enriquecer si gustais, con vuestras opiniones y comentarios.
Ante un foro de orgullosos graduados y apasionados profesores y dirección de esta Digital Business School con valores, hablé de conceptos vinculados con la formación en el PASADO, el PRESENTE y el FUTURO.
Un PASADO que nos remite a 1946, nacimiento de la primera computadora completamente digital, el ENIAC , 27 toneladas y 17.468 válvulas electrónicas capaces de resolver 5.000 sumas por segundo. Algo que hoy puede hacer un dispositivo del tamaño de un sello timbrado con la palabra EVOLUCIÓN. 15 años más tarde, mi madre, ajena como la mayoría de su generación al despertar digital, era una adolescente que estudiaba francés y taquigrafía, demandados en la época para completar la formación base. 60 años más tarde el francés sigue siendo una lengua capital pero hace ya mucho que no es opción preferente como segundo idioma en la mayor parte del mundo. En cuanto a la taquigrafía , relegada de forma casi romántica al congreso y los juzgados, es un ejemplo más de técnica de valor que se extingue paulatinamente en manos de la grabación y el reconocimiento de voz digital.
Aún en los 80, cuando yo era un adolescente, el mercado nos invitaba a dominar el inglés y la informática como llaves para abrir puertas a los tuertos de un país cada vez menos ciego. Los conocimientos unidos a las habilidades y actitudes orientadas al cliente, me ayudaron en los primeros pasos de una larga carrera en el ámbito de la consultoría y las tecnologías de la información.
Salto finalmente a la segunda mitad de los 90, cuando nacieron mis dos hijos (nativos digitales) y en la formación que a día de hoy creo puede ayudarles a crecer . Ahora no les sugiero el chino o la programación de robots para diferenciarse sino que, sea cual sea su camino, ya saben que deben dominar lo digital antes que lo digital les domine a ellos. Además de la EDB (Educación Digital Básica) espero poder influir en que se conozcan mejor a sí mismos, ayudarles a descubrir pronto su vocación, a ser exploradores y cultivadores de sus virtudes, a tener hambre de saber, a identificar y luchar contra sus miedos y a incorporar como hábito mediante la práctica, capacidades genuinamente humanas como la creatividad, la empatía o la inteligencia social si quieren convivir y aportar siempre valor en un futuro tecnificado
Nos venimos ahora al PRESENTE y aquí aparece con fuerza una palabra: ACCIÓN.
Ni pasado, ni futuro, el presente es el único contexto en que tenemos capacidad de cambiar las cosas y eso pasa la mayoría de veces por tomar decisiones y cambiarnos a nosotros mismos. Tomar decisiones y actuar, como las personas que se ocupan de su propio futuro invirtiendo energía, tiempo y dinero, evolucionando como profesionales aumentados hacia una mejor versión de sí mismos.
En el presente está siempre nuestra mejor oportunidad. No hay tiempo que perder.
Finalmente cuando pienso en FUTURO cerrando este miniviaje en el tiempo, aparece la palabra RETO (siempre asociado a la incertidumbre) pero iluminado desde mi visión con las palabras OPORTUNIDAD Y OPTIMISMO.
El trabajo experimenta y experimentará grandes cambios. No sólo en el ámbito industrial y en tareas más repetitivas o de bajo valor, sino también en el mundo del conocimiento y del arte. Profesiones que desaparecerán como la del valioso taquígrafo dejarán paso a otras que mutarán o potenciarán combinando tecnología y humanidad.
Sea cual sea el propósito y rumbo profesional, tener una mayor conciencia, conocimientos y herramientas digitales es una necesidad en la que todos deberíamos invertir tiempo a tiempo.
Los conscientes digitales son y serán protagonistas de los cambios que vivimos y palanca hacia un futuro en el que no sabemos si habrá espacio laboral para todos. Las empresas necesitan para crecer personas con mejores competencias digitales, ávidos recolectores, cocinadores, evaluadores y consumidores de datos pero especialmente compiten por seducir y fidelizar a seres humanos en mayúsculas, personas con talento y motivación que se conozcan, actúen, aprendan, emprendan, se adapten, crezcan, compartan, colaboren y se enfoquen siempre en aportar valor a sus clientes internos o externos.
Emplazo a todos a aprender y desaprender, a estar atentos al entorno y anticiparse a las oportunidades de aportar valor que a buen seguro están siempre ahí fuera, porque esto sólo acaba de empezar y somos privilegiados coetáneos de una era apasionante en la que lo mejor está por venir.
El futuro será sin duda de los que aprenden y emprenden .
Así que, como dijo Johan Cruyff en los instantes previos a un partido apasionante :
Salid y disfrutad !
Reblogueó esto en Cristina Guadalupe.
La semana pasada asistí a una reunión en el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA) de San Adrián (Navarra).
La directora de RRHH del centro comentaba que no encuentra profesionales con el perfil que busca, poniendo como ejemplo un/a ingeniero/a con profundo conocimiento digital y al mismo tiempo con amplia base en biología/ciencias alimentarias.
Le di mi opinión. «Buscas un super-hombre/mujer si debe ser muy bueno en todas esas disciplinas. El tipo de «persona» que necestitas son en realidad 3: un buen ingeniero, un buen programador y un buen experto en alimentos. Y los tres deben compartir conocimientos digitales básicos, más competencias afiliativas (trabajo en equipo, empatía, gestión de proyectos) y quizás alguno con competencias directivas (liderazgo, influencia).
Especialización en conocimientos + habilidades digitales + habilidades humanísticas. Eso sí puede ser posible, a partir de su autoconocimiento y autoconfianza.»
Siento decir que me miró con cara de cierta extrañeza…
¡Gracias por este post, Joan! 😉
Para crear algo (o alguien) primero hay que imaginarlo. No nos limitemos a formaciones o puestos de trabajo estándar. Crear un equipo y hacerlo crecer es una tarea apasionante y tener asesore como tú, una ventaja competitiva. Gracias por leer y comentar. Un abrazo camarada !
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