Derechos y deberes, en eso se basa gran parte de nuestra vida personal y profesional. Quizá de los derechos somos más conscientes cuando los reclamamos como adolescentes o cuando el telediario nos bombardea con las salvajadas que los seres humanos somos capaces de hacer con nuestros semejantes…
Pero en lo que debemos reconocer que tenemos un gran sistema montado es en relación a los deberes. Quién no recuerda las largas sesiones después de merendar para acabar con las aburridas operaciones matemáticas ? o los tediosos problemas o preguntas de sociales en que, absurdamente, debíamos copiar un enunciado completo de 29 palabras que terminaban con una exigua respuesta del tipo «si» o «6» …
El caso es que desde bien pequeñitos recibimos un severo entrenamiento relacionado con lo que son y serán nuestros deberes. Encargos, problemas y dictados que, con el tiempo, y comparados con las responsabilidades con que la vida adulta nos irá regalando, nos parecerán un inocente pasatiempo con el que, mediante un papel pautado, ibamos entrenando y preparando nuestra mente, nuestra voluntad y nuestra capacidad de trabajo para todos los retos a los que la vida nos enfrenta.
Por cierto, si son las 6 y tu hijo aún no ha hecho los deberes, déjale ver un poco la tele mientras merienda, tambien tiene DERECHO (o acaso no aflojas tú un poco el ritmo si no está el jefe ?)
Joan Clotet