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Si eres estudiante: invierte en estudiarte

Si tienes el apoyo intelectual, emocional y económico para poder formarte a tiempo completo, enhorabuena, formas parte de un grupo privilegiado. No solemos valorar lo suficiente esta etapa has­ta que se termina.

Hoy un joven estudiante tiene más alternativas que nunca, pero también más incertidumbres. Saber a los 15 años lo que nos gusta, para qué valemos y cómo nos ganaremos la vida en los próximos 40 o 50 años es una quimera. Nunca tendremos todas las cartas para tomar las mejores decisiones. Todo cambia a nuestro alrededor y tenemos demasiados estímulos externos que nos distraen. Las bue­nas respuestas están siempre en el interior y nos pasamos los pri­meros años de vida mirando fuera. Un estudiante de hoy día debe­ría tomar sus decisiones de futuro considerando algo más que la inercia propia o ajena o la bien intencionada opinión de su entorno, en ocasiones grandes expertos en un siglo que terminó hace más de 20 años.

Explorar y descubrir pronto tu talento y tus valores te será útil para tomar mejores decisiones de futuro. Conectar con aquello que te interesa, encanta (idealmente apasiona) y sentirte algo más se­guro/a de lo que quieres ser y hacer en la vida te colocará por de­lante de la mayoría. Antes de limitarte por tus capacidades actuales o las oportunidades laborales del país en el que vives, invierte en saber mejor quién eres. No esperes a que en una entrevista de tra­bajo en el futuro un tercero te conozca mejor que tú gracias a sus test psicométricos y tus respuestas a sus preguntas potentes. Co­nocernos bien a tiempo nos ayuda a brillar y a decidir con sabiduría y autenticidad.

El mundo seguirá cambiando y el trabajo también. Estudiar y apren­der es ya un proceso para toda la vida y, si evolucionamos con el mundo, tendremos siempre más oportunidades y libertad para elegir.

Si ya tienes suficientemente claro quién eres y cuál quieres que sea tu camino, enhorabuena, sigue adelante. Pero si sospechas que estás invirtiendo años en formarte para algo que no es lo tuyo, o que es posible que en gran parte haga un robot antes de diez años, quizá sea el momento de tener una conversación a tiempo, empe­zando contigo mismo. Para y piensa. Yo no invertiría cuatro años de mi vida en algo que no me convence lo suficiente. Ni cuatro meses. Si tienes oportunidad escoge opciones formativas lo más experien­ciales posibles. Nadie nos contrata solo por nuestras calificaciones. Escoge propuestas formativas que te conecten a la realidad y que te permitan experimentar y madurar en tu autoconocimiento y ha­bilidades más allá de unos conocimientos y credenciales.

Busca herramientas que te ayuden a aprender más de ti mismo. Cuáles son tus valores, tus talentos y motivaciones, en qué brillas, en qué trabajarías gratis. Si te gusta lo suficiente como para dedi­carle mucho tiempo, serás cada vez mejor y podrás aportar valor a otros.

Acércate a personas que te ayuden a conocerte y a elegir mejor. Si no los tienes en tu entorno cercano búscalos: profesores, orienta­dores, profesionales. Un gran número de personas disfrutan com­partiendo su experiencia y tratando de devolver a la sociedad parte de lo que les fue dado. Esas personas no llamarán a tu puerta. Ve a por ellos y ellas.

Hagas lo que hagas todo suma, pero conocerte a tiempo, ser cada día mejor en lo que ya eres bueno, aprender siempre y ayudarse con la mirada de otros para tomar buenas decisiones y crecer creo que es una buena estrategia. Aprovecha tu etapa como estudiante en el sentido más amplio posible. El mejor grado al que puedes aspirar y donde no tienes competencia es el del autoconocimiento, desde ahí tomarás las mejores decisiones para enfocarte al futuro y preparar­te para lo que haya de venir.

 

Fragmento de mi libro: Humanismo Digital (Libros de cabecera 2024)