Si…quizá lo veamos simplemente como el slogan de una potente campaña de comunicación que magnifica las expectativas y resultados de un equipo de fútbol. No siempre (casi nunca) las cosas salen tan redondas como hasta ahora en un campeonato de alto nivel. En el fondo, se conjugan una serie de factores que son la base del éxito: calidad, convicción, comunicación y complicidad. Es decir, ser bueno, creérselo, darlo a conocer y retroalimentarse de la energía del conjunto. Tambien al otro lado del Atlántico, el sr. Obama («Yes, we can») parte de un planteamiento similar y de momento le ha servido para batir a una dura y experimentada rival. Por tanto, tenemos una lección que aprender que está en el origen de todo logro, la convicción de dar lo mejor de uno mismo. La autoconfianza llevó a los Turcos a las semifinales, a los italianos a ganar más de un mundial y a los españoles, por una vez,tan lejos como su calidad hacía suponer (a pesar de los más prudentes que entonaban el más conservador «se va pudiendo» o los más agoreros al grito de «Volveeemos !»
Trasladando este cúmulo de energías al mundo profesional y personal, y aunque no siempre (no nunca) dispongamos de potentes medios de comunicación como altavoz y tanta ilusión colectiva en nuestro favor, todo parte de la convicción en nuestras posibilidades como base de una sólida preparación. El trabajo y la confianza nos hace superar a rivales y retos superiores a nosotros en calidad (que no en ambición). Somos siempre nuestro principal enemigo y tambien nuestro principal valedor. Ser positivo e irradiar confianza, inspira en los demás energía similar en nuestro favornos. Si además, ellos también se benefician con ello, el círculo virtuoso estará iniciado y entraremos en el majestuoso (y escaso) estadio de nuestras vidas en el que todo es posible.
Joan Clotet