Para algunos triunfar en la vida es tener dinero y reconocimiento social. Para otros, cumplir sus sueños. Para la mayoría de nosotros, conseguir algo que está más allá del alcance de la mayoría ya es un gran logro y presenciarlo, un privilegio. Esta mañana un sol radiante se ha colado por el Arco de Triunfo de Barcelona dando la bienvenida a la primavera, semanas antes de lo previsto, mientras contemplaba imponente la gesta de miles de deportistas que han llenado las primeras horas de la mañana de esfuerzo, compañerismo y espíritu de superación.
Entre todos ellos, protagonistas de la 22 edición de la Media Maratón de Barcelona, ha destacado un doble campeón del mundo, el kenyata Abel Kirui, que ha parado el cronómetro en 1 hora y 28 segundos, batiendo el récord de la prueba.
En esta nueva edición , que sumaba su apoyo al Día internacional de las enfermedades minoritarias del próximo 29 de febrero, no sólo Kirui ha sido un triunfador, también hombres y mujeres muy lejos de las capacidades físicas y mentales del kenyata, han puesto a prueba sus límites y han cruzado la meta con las piernas y los pulmones más o menos castigados pero con un impagable sentimiento de orgullo, fuera cual fuera su marca.
Entre estos 12.000 deportistas, profesionales y aficionados que un año más han disfrutado de una gran prueba, yo me he quedado con 3 en particular que para mi representan gran parte de los valores que el deporte fomenta y que la vida requiere, especialmente en los momentos más complicados.
1 hora y 50 minutos después de tomar la salida unos metros por delante de los competitivos africanos, como corresponde a los deportistas con discapacidad, 3 hermanos han llegado a la meta de la mano. Dídac i Toni Muñoz corriendo juntos y empuñando la silla de su hermano menor Jordi, que sufre desde su nacimiento hace 21 años, una grave discapacidad física y mental que le retiene en su silla con la mirada de un niño.
Es imposible no emocionarse cuando vemos a los que superan sus límites, hacen posible lo imposible, trabajan en equipo e inspiran a los demás con su gesta.
Los hermanos Muñoz son gente resuelta, les conozco bien. Afrontan de cara los retos que la vida les plantea y disfrutan de los buenos momentos como el que más.
Esta mañana han hecho posible una vez más lo que para su hermano era imposible. Nadie les puede borrar ya esa sonrisa de orgullo con la que han cruzado la meta entre la admiración de su familia y todos los que les hemos aplaudido.
Triunfar no es sólo llegar primero. Triunfar es atreverse, es esforzarse, es superarse a uno mismo y ayudar a superarse a los demás.
No podía haber hoy mejor punto de llegada para Jordi, Toni i Didac Muñoz. El Arco del Triunfo les acoge y toma pleno significado. Los deportistas les respetan. El público, les aplaude. Nosotros, les admiramos y les queremos.
Si quereis apoyar la causa de Jordi Muñoz y de los que sufren su enfermedad:
http://www.migranodearena.org/tonimunoz1