El otro día, llegando a casa al atardecer, me crucé con dos hombres que llevaban sendas cajas. Ambos pasaron ante mí con pocos segundos de diferencia.Al primero la caja le pesaba. Era un hombre joven que salía de una entidad bancaria, no debía pasar demasiado de los 30 e iba bien vestido. Parecía feliz, quizás en el último día antes de las vacaciones de navidad y por su aspecto la caja parecía contener el lote de navidad de su empresa. Exhibía su trofeo con suficiencia mientras hablaba por el móvil y en su mirada y caminar se intuía la prisa de quien se siente esperado en alguna parte.Probablemente antes de media hora estaría con los suyos, abriendo el contenido y compartiéndolo con los suyos en el calor del hogar. Por su actitud, lo imagino criticando la marca del vino o la calidad de los embutidos.
El otro hombre que pasó justo tras él, aparentaba una edad similar , pero la barba y el largo pelo sucio le envejecían. Su mirada estaba entre ausente y atemorizada. No parecía que nadie conocido le esperara aquella fría noche. Su aspecto era dejado, no aparentaba haberse cambiado de ropa en semanas. Este hombre defendía su caja con tanta firmeza como el primero, la diferencia es que para éste, la caja de cartón era ahora mismo lo más parecido a un hogar. Un refugio de calor para extender sobre un banco o con suerte, cerca de un cajero automático.
En estos días en que casi todo el mundo corre, en que casi todo el mundo gasta y en que casi todo el mundo hace mucho más de lo que es razonable hacer, es muy sano cruzar la mirada por un momento con quien aparenta no tener nada más que una caja de cartón. . ni casa, ni familia, ni esperanza, ni futuro.
Pocas cosas nos ayudan a tocar más de pies en el suelo que un baño de realidad. Un baño de agua fría que nos ayuda a apreciar en su justa medida cada uno de esos quizá mediocres barquillos de un lote navideño.
Si queremos hacer algo por nosotros, no ignoremos a los cada vez más desamparados y valoremos el privilegio de cada momento en estas fiestas en que disfrutamos de lo más básico para afrontar el futuro con esperanza e ilusión.Joan Clotet